miércoles, 28 de noviembre de 2007

Los Emperadores Adoptivos y La Dinastía Flavia


LOS EMPÈRADORES ADOPTIVOS Y LA DINASTÍA FLAVIA:



El Imperio Romano en su máxima extensión, durante el reinado de Trajano (circa 117)Con la muerte de Domiciano empieza la era más grande del imperio, el mayor periodo de estabilidad política y buena administración como nunca tuvo ni volvería a tener. Por primera vez al Senado Romano se le da la potestad de elegir sucesor y elige a Nerva el año 96.



Evolución territorial del Imperio Romano; en la República (rojo), el Imperio (púrpura), el Imperio Occidental (azul) y el Imperio Oriental (amarillo).
El imperio entró en una breve
anarquía, en la que en un mismo año (69) hubo cuatro emperadores romanos, conociéndose como el año de los cuatro emperadores.


Tuvo que ser un general, Vespasiano, quien pusiera fin al caos. Su mandato se reveló positivo para el Imperio y salvo las rebeliones de Judea y Germania, que aplastó sin miramientos, pocos problemas graves tuvo que afrontar. La sucesión al trono así mismo parecía asegurada dado que tenía dos hijos Tito y Domiciano. Y es que la idea de un sistema imperial dinástico había calado fuerte en la sociedad romana con los Julio-Claudios, aunque hubiera proporcionado emperadores tan nefastos como Calígula o Nerón.


Sin embargo, las nueva línea dinástica no tardó en mostrar sus debilidades. Tito, con una brillante carrera militar en la guerra judía, y convertido en
Prefecto del Pretorio por su padre, se enamoró de una princesa judía, que como esposa de emperador era absolutamente inaceptable para Roma y los romanos, y además empezó a manifestar caprichos que conducían a la tiranía. Por su parte, Domiciano, durante la guerra civil del 69, pese a su juventud, había intentado realizar su propia política personal al margen de su padre. Al inicio del reinado de Tito este hubo de enfrentarse a su escasa popularidad hasta la inauguración del Anfiteatro Flavio, el Coliseo.

Tito apenas si tuvo tiempo de dejar impronta en el Imperio pues murió poco después dejando como único recuerdo la fastuosa inauguración de los mayores juegos conocidos hasta la fecha en el mayor anfiteatro construido por Roma. A su muerte le sucedió Domiciano quien resultó ser igual o peor que los déspotas que le habían precedido. Sus actuaciones en política exterior fueron desiguales; aplastó a los germanos, pero compró la paz con los dacios; en política interior, acosó al senado, a los cristianos, a su propia familia y acabó comportándose como un tirano paranoico temiendo conspiraciones por todas partes. Incluso se hizo llamar en palacio dominus et deus. De nuevo, el sistema se impuso por encima del tirano que fue asesinado en un complot contra él, en el que la Guardia Pretoriana, nuevamente tuvo un papel principal.

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